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Mientras por nuestras televisiones y radios asistíamos a un nuevo día lleno de revueltas en el país vecino (Francia), debido a la promulgación del contrato temporal que afectaba directamente a la vida diaria de los jóvenes franceses, aquí en España contemplábamos cómo nosotros, la juventud española, nos movilizábamos en pro de "¿derechos?" bien distintos: la realización del botellón.

La llamada, a medias inocente, a medias revolucionaria, a organizar en las grandes ciudades celebraciones de este tipo, despertó, por una parte, la curiosidad de los periodistas, la ira de los vecinos que sufren las consecuencias (ruido,. basuras, etc.) y la sorpresa y desconcierto de los ciudadanos de a pie de calle.

¿A qué se debe todo esto? ¿Por qué los jóvenes de hoy encontramos en el alcohol una forma de ocio, de diversión? ¿Es cuestión de educación, cultura, costumbre, imitación?

Como joven, voy a intentar desentrañar este fenómeno humildemente a continuación...

Desde siempre, he oído, ya no sólo en los medios de comunicación, sino también en la sociedad, una repetida criminalización de la juventud. Sí, señores, como lo oyen. Somos una panda de vagos, de inútiles, de maleducados, de ignorantes, de prepotentes. ¿Sigo? Esos y otros adjetivos se escuchan muchas veces por la calle. Y no hay duda de que muchos jóvenes (y adultos por supuesto) se merecen esos calificativos, pero ¿saben? son sólo una minoría. Hay otros muchos jóvenes (de los cuales no se habla, porque sencillamente, no interesa), que participan en los Consejos Escolares, Consejos de la Juventud, partidos políticos, ONG´s, etc. ¿Cuántas veces han oído hablar del joven-criminal, pero no del joven-emprendor? Demasiadas, ya quizá...

Paso a hablar de esta cultura conocida, a mi juicio erróneamente, como "cultura del botellón". ¿Por qué? ¿A qué se debe que cada fin de semana miles de jóvenes se reunan a lo largo de toda España para "divertirse" bebiendo?

Primeramente, no debemos olvidar que en nuestra sociedad, mal que nos pese, todo se celebra con alcohol. Creo que se ha convertido ya en tradición festejar todo con alcohol. Y d esta forma, asociamos alcohol con diversión y pasárselo bien. España es un país "de fiesta", "de juerga", y sino, pregúntele a personas extranjeras cuál es el concepto que tienen de nosotros. Aunque no siempre sea así, como en el caso de los jóvenes...

Segundo, hay muchísima información sobre el alcohol, pero quizás no bien condensada o canalizada. Como decía antes, asociamos alcohol con fiesta, cuando no nos damos cuenta de que también es una droga, que provoca muchísimos accidentes de tráfico, etc.

Y en esto están los jóvenes y el botellón. Influenciados por una cultura "que apoya el alcohol", en la que además no existen muchas más alternativas de ocio. No se entiende que ir al cine cueste cinco euros, cuando particpar en un botellón te valga dos-tres euros (depende). ¿Es esto lógico? Pues tampoco.

Obviamente, no quiero quitarle culpa a los jóvenes del consumo de alcohol, pero tampoco es cierto que haya que demonizar a los botellones. Pienso que un botellón es una forma de reunión social, no siempre todos los "botelloneros" acaban en coma etílico... Sí, es cierto que pueden provocar basura, pero también hay gente que al acabar su botellón, recoge las cosas...

En resumen, mi opinión es que deberían habilitarse espacios para el consumo de alcohol a partir de 16 años (bebidas con menos de 18º) y de 18 años, lejos de los cascos urbanos, con medidas de seguridad, higiene y sanitarias. Pero siempre informando BIEN  a la gente sobre el consumo de alcohol, y dotando de alternativas de ocio... Porque prohibir no sirve de nada, la base de todo es la EDUCACIÓN...

 

"LOS ESTANDARTES CAÍDOS"

"LOS ESTANDARTES CAÍDOS"

Leía hace unos días una entrevista al grupo jerezano GAS DRUMMERS, que recientemente han publicado su nuevo disco "Standards down", en la cual afirmaban que los valores de nuestra sociedad habían "caído". Cuando el periodista les preguntaba el por qué de su afirmación, ellos contestaban que este fenómeno ha sido debido a los cambios socioeconómicos a partir de la caída del Muro de Berlín.

Tras los acontecimientos vividos últimamente, y muy especialmente, todos los problemas acaecidos con la publicación de las viñetas de Mahoma, cabe preguntarse, ¿avanzamos hacia una sociedad nihilista? ¿O por el contrario ya vivimos en una sociedad desprotegida de valores? Y si esos valores existen, ¿en qué se fundamentan? ¿En un marco religioso, político, económico, jurídico?

Las religiones han existido desde siempre, han cubierto con su "velo" la racionalidad humana. No cabe duda alguna del importante papel que muchos religiosos realizan (misioneros, etc.), pero, ¿ha sido la religión positiva en el desarrollo del ser humano? Obviamente, no podríamos entender la cultura occidental sin conocer el importante papel de la religión en ella, pero tanto en sentido positivo como negativo.

Por otra parte, a partir de la caída del Muro de Berlín (y en ello coincido plenamente con los integrantes del grupo de rock), los valores económicos han abierto una brecha profunda en la estructura de la sociedad. Sin hablar ya del consumismo que nos ataca cada día, de las técnicas publicitarias, del 2x1, del injusto sistema capitalista (que hace que unos seamos cada vez más ricos y otros más pobres)...

¿Y qué tiene que ver esto con la polémica sobre las viñetas? Indudablemente, Occidente no puede dejar de defender derechos y libertades que tanto tiempo costó conseguir, pero tampoco debemos guiarnos hacia un choque de civilizaciones, ni generalizar el término musulmanes con el de islamistas.

Quizás suene a palabras vacías, huecas ya, pero el entendemiento es y debe ser necesario. No pido entendimiento hacia ciertas prácticas totamente reprobables y vejatorias (por ejemplo, el uso del velo o la ablación), sino el respeto mutuo, por parte de ambas partes.

La religión tiene que ser llevada única y exclusivamente al ámbito personal, es necesario conseguir la plena separación Estado-religión. Si es tan fácil de entender que cada uno tenga unas ideas u otras, ¿por qué no generalizar también con la religión?

Porque de una cosa estoy segura, que si de verdad existe un Dios, Alá, Budá, Yahvé o como sea, seguramente no quiera que nosotros nos matemos en nombre de sus ideas. Respetar a todos, respetar todo, y sobre todo, respetar la libertad (tanto de expresión como individual, siempre y cuando ésta lleve consigo tatuada la palabra respeto. Porque como bien dijo Manuel Azaña: "la libertad no hace felices a los hombres, simplemente les hace hombres".